Un espacio emblemático en nuestra cultura en la Alhambra: el Museo de Ángel Barrios
Cada día, por la calle Real de la Alhambra descienden miles de visitantes en dirección a los palacios nazaríes dejando a su derecha, indiferentes, el edificio de ladrillo del que fue el Baño de la Mezquita, (s. XIV), junto a lo que hoy es la iglesia de Santa María de la Alhambra. Con la ocupación cristiana, al igual que otros espacios del conjunto monumental, este edificio se convertiría en una vivienda que, en el siglo XIX y principios del XX, albergó uno de los puntos de encuentro más vivos de la cultura española de la Edad de Plata: la Taberna del Polinario.
Hoy la visita al hamman (baño) merece la pena por sí misma, dado su carácter íntimo y evocador de un tiempo, que fue punto de partida de los desarrollos áulicos y urbanos que prometía los inicios del siglo XIV en la Alhambra.
Si visitamos este pequeño edificio, tras una sinuosa entrada, nos acoge una sala que sirvió de vestuario, iluminada por una linterna cuyas ventanas nos muestran restos de bellísimas yeserías de lazo que Leopoldo Torres Balbás consolidó, recuperando las esencias del conjunto arquitectónico en una de sus últimas intervenciones en la Alhambra entre 1934 y 1936. Una pequeña placa semioculta y apenas legible en un paredón exterior, es el único homenaje que recuerda al insigne arquitecto, restaurador e investigador, al que tanto debe el conjunto monumental y, por ende, la ciudad Granada.
Posteriormente, el arquitecto Francisco Prieto Moreno, elaboró, en 1973, un proyecto de reedificación de los espacios que hoy ocupa el Museo Ángel Barrios. Este museo nos muestra parte del legado que su hija, doña Ángela Barrios Pavía (1922-2021), fue recopilando para donarlo generosamente al Patronato de la Alhambra y Generalife en 1975.

Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta los años treinta del siglo pasado, la calle Real de la Alhambra, con sus pensiones, artesanos y tabernas, era un lugar de paso para pintores, músicos y escritores que convergían en este lugar, donde Antonio Barrios Tamayo regentaba un negocio, mitad tienda de ultramarinos y mitad taberna, cuyo aspecto distaba mucho del que hoy percibimos.
Uno de sus más asiduos amigos y visitantes, el pintor catalán Santiago Rusiñol, decía de don Antonio que poseía tres virtudes poco habituales entre las personas de su oficio: que “era un excelente cantaor flamenco, entendía de pintura y no le echaba agua al vino”. Inteligente, autodidacta y buen conversador, don Antonio Barrios con su aspecto bonachón, supo hacer de su taberna un lugar de encuentro de pintores consagrados, músicos, escritores e intelectuales, donde se conversaba y se escuchaban viejos cantes y toques de guitarra, siempre acompañados con el sonido del agua del caño del pilar del patio.
El museo Ángel Barrios nos recibe con su vieja guitarra de palo santo del taller de Manuel Ramírez, y un excelente retrato del músico, obra impecable de su gran amigo y excelente pintor Manuel Ángeles Ortiz que tanto le acompañó en sus paseos. Paseos y tertulias muchas veces compartidos con los hermanos García Lorca y Manuel de Falla, tan vinculados por su amistad con la familia Barrios.
A continuación, una pequeña sala, casi en penumbra, recoge una selección de cuadros que, a modo de testimonio agradecido, dejaron la nutrida pléyade de pintores paisajistas, locales o foráneos, acogidos en diferentes épocas en el Polinario.
Allí encontramos pinturas de Santiago Rusiñol, José Mª López Mezquita, Ismael González de la Serna, José Mª Rodríguez Acosta, Gustavo Bacarisas, José Sádaba Ramos o John Lambert, sorprendiendo entre ellos dos obras de don Antonio Barrios (Jardín de los adarves y Puerta de la Justicia) que son testimonio plástico de la sensibilidad e inteligencia del padre de nuestro músico. Son solo parte de una colección más amplia que contiene obras de John Singer Sargent, William Wilkison, Ramón Calsina Baró, de los caricaturistas Francisco López Rubio y Emilio Acevedo o del escultor Juan Cristóbal.
Esta sala muestra también un conjunto de documentos gráficos entre los que destacan una vieja fotografía grupal con motivo de la visita que hizo a la casa Benito Pérez Galdós hacia 1883, cartas manuscritas de Lorca, Rusiñol y Falla a Ángel Barrios, y recuerdos de aquel Concurso de Cante Jondo del año 1922.
Sobre la mesa castellana de madera tallada, pueden observarse un conjunto de fotografías de contraste que dan testimonio sobre cómo era la Taberna del Polinario antes de la intervención de Torres Balbás. A través de ellas también podemos apreciar la posterior recuperación del Baño de la Mezquita y la construcción del espacio museístico. Finalmente, en esta sala, un viejo bargueño de marquetería del siglo XVI nos evoca el ambiente familiar burgués que se respiraba en el espacio familiar.
El tercer espacio del museo Ángel Barrios es una luminosa sala con una gran ventana desde la que se puede contemplar un gran patio ocupado, en buena parte, por un estanque lleno de evocaciones alhambreñas y cubierto de nenúfares. Al fondo de la sala preside un magnífico piano vertical (de la prestigiosa casa López y Griffo, Málaga,1903), el caballete de pintura de don Antonio Barrios con un cuadrito titulado Jardín de la casa y un retrato de un Ángel Barrios adolescente que sostiene un violín acompañado de su hermana Eloísa. La música ambiental, guitarra o piano, nos acompaña durante toda la visita con las composiciones más conocidas del músico, evocándonos la figura de un extraordinario músico, que tanto aportó a la recuperación de nuestra música popular y a la dignificación de la guitarra como instrumento de concierto.
El Baño de la Mezquita de la Alhambra, que con el paso del tiempo se convertiría en la Taberna del Polinario, constituye un lugar de evocación de la Edad de Plata de nuestra cultura donde confluyeron los mejores artistas e intelectuales de la Edad de Plata destacando entre ellos las figuras de Manuel de Falla y Federico García Lorca.
Hoy desde la Asociación del Voluntariado Cultural del Museo de la Alhambra y el Patronato de la Alhambra y el Generalife ofrecemos visitas guiadas gratuitas todos los jueves a las 10:00 h, previa solicitud de reserva.
Más información y reservas en:
Teléfono: 958027929
Correo electrónico: visitasmuseo.pag@juntadeandalucia.es
Autor del artículo:
Manuel Zafra Jiménez. Voluntario del Museo de la Alhambra





Contacto














