Los jardines de la Alhambra albergan casi trescientos tipos diferentes de plantas
Los jardines de la Alhambra y Generalife constituyen una magnífica colección de especies vegetales procedentes de diferentes lugares del mundo que se introdujeron en épocas y momentos históricos distintos. El catálogo florístico ornamental del Monumento está compuesto por 267 especies y 20 híbridos, pertenecientes a un total de 91 familias y 208 géneros botánicos. De todos ellos, aproximadamente un tercio se utilizaban en los jardines de época árabe, mientras que el resto son especies de introducción y uso posterior.
De entre las empleadas en época medieval, las plantas de flores vistosas adquieren una especial y habitual presencia en los jardines hispano-islámicos, muchas de ellas también olorosas, como rosas (Rosa sp.), claveles (Dianthus sp.), violetas (Viola odorata), alhelíes (Erysimum cheiri y Mathiola incana), lirios (Iris germanica), adelfas (Nerium oleander) o nenúfares (Nymphaea alba).
Otras plantas carentes de flores eran seleccionadas exclusivamente por su aroma, como la albahaca (Ocimum basilicum), el orégano (Origanum sp.), el toronjil (Melissa officinalis), las mentas (Mentha sp.), el tomillo (Thymus sp.), el romero (Rosmarinus officinalis) o el espliego (Lavandula sp.). Entre todas ellas, jazmines (Jasminum sp.), cítricos (Citrus sp.), o cipreses (Cupressus sempervirens) desempeñaron un papel preponderante en la tradición jardinera islámica medieval.
Aunque sin duda, el Myrtus communis, mirto o arrayán es la especie más significativa del jardín andalusí alhambreño. Se encuentra, en la actualidad, en la mayor parte de los espacios ajardinados de la Alhambra y del Generalife. El intenso uso y cultivo como especie ornamental de esta planta cuyo nombre proviene del árabe al-rayhan, “el aromático”, por el olor que desprenden sus hojas al frotarse, se debe a su fina textura, su relativamente rápido crecimiento, sus delicadas y perfumadas flores blanquecinas, y su capacidad de aceptar la poda para la formación de setos y otras formas topiarias.
Entre sus numerosas variedades y cultivares, adquiere especial significación el llamado “arrayán morisco” (Myrtus communis var. baetica L.), de hojas de mayor tamaño, ya citado en textos de los siglos XVI y XVII, antiguamente utilizado de forma amplia en espacios ajardinados granadinos, y del que hoy sólo quedan en el recinto monumental ejemplares dispersos, algunos de ellos centenarios. Por ello, su estudio, recuperación y multiplicación es, en la actualidad, objetivo destacado del Patronato de la Alhambra y Generalife.
Rafael de la Cruz. Jefe del Departamento de Jardines y Bosques del Patronato de la Alhambra y Generalife.