¿Sabías que se ha restaurado in situ la Puerta de la Sala de Abencerrajes de la Alhambra, una de las pocas que se conservan en su lugar original?
El Departamento de Restauración del Patronato de la Alhambra y Generalife ha restaurado recientemente la Puerta de la Sala de Abencerrajes, la única original de estas características que se conserva en el lugar para el que fue diseñada. Esta pieza única fue construida en el reinado de Muhammad V, en la segunda mitad del siglo XIV. Es un portón de grandes dimensiones y ricamente decorado que da paso a la Sala de Abencerrajes, estancia configurada como una vivienda independiente dentro del Palacio de los Leones. Como ocurre con la mayoría de las piezas del monumento, la Sala de Abencerrajes es una obra cargada de historia que conserva las modificaciones y alteraciones fruto de las reparaciones y adaptaciones a los nuevos usos que se le dieron a lo largo de los siglos. A modo de ejemplo cabe citar el momento en el que fue trasladada y colocada en el almacén de la galería del Patio de los Arrayanes, abandonada en los almacenes de la Alhambra o usada para cubrir claros de otras puertas, hasta que fue repuesta a su lugar original por los oficiales de carpintería Antonio Solís, Miguel Cuéllar y Antonio Pérez bajo la dirección del arquitecto Rafael Contreras a mediados del siglo XIX. La Puerta de Abencerrajes consta de dos hojas y dos postigos. La estructura de madera queda oculta al revestirse por ambas caras con la tablazón que recibe las piezas decorativas: lazos y zafates. El lazo, formado por piezas ensambladas a media madera y clavadas a la tablazón es la cinta que dibuja los trazados geométricos, decorada con incisiones o gramiles pintados. Los zafates son las piezas poligonales, talladas y policromadas que se montan en los espacios que dibuja el lazo. Esta técnica decorativa conocida como sistema ataujerado, es similar al que existen en un gran número de techos de la Alhambra. Sin embargo, técnicamente, cuenta con una pequeña pero importante diferencia. En las puertas, los zafates no van clavados a la tablazón como en los techos, sino machihembrados a los lazos, lo que permite el libre movimiento de la madera en respuesta a los cambios climáticos. Frecuentemente, los zafates clavados se parten o terminan cayendo por la pérdida de sujeción de los clavos. Esta peculiaridad ha permitido que la mayoría de los zafates conservados en la puerta sean los originales del siglo XIV.
Elena Correa, jefa del departamento de Restauración del Patronato de la Alhambra y Generalife