Medicina, salud e higiene en al-Andalus
La medicina de al-Andalus alcanzó un gran prestigio dentro del mundo europeo. Tanto es así que algunos tratados relacionados con esta ciencia se convirtieron en libros de texto de las universidades más prestigiosas de Europa hasta bien entrado el s. XVII.
Sin duda Al-Andalus dio a algunos de los médicos más prestigiosos de la Edad Media: Ibn Saprut, Abulcasis, Maimónides, Averroes, o nuestro polifacético Ibn al-Jatib son algunos ejemplos del avance científico alcanzado en nuestra tierra y que animaron a personalidades del mundo cristiano a curarse de sus enfermedades en al-Andalus. El ejemplo más renombrado es el caso del Rey Sancho I de León que acudió a la corte cordobesa de Abderramán III para ser tratado de su obesidad mórbida.
Pero todo esto no se puede entender sin analizar previamente el origen del conocimiento de la ciencia y en particular de la medicina en mundo musulmán de oriente. Dicho conocimiento se formó con la mezcla de sus propios saberes y, sobre todo, de la ciencia griega , persa e hindú. La rápida expansión del Islam les llevaron a los grandes centros de ciencia de la antigüedad, con sus bibliotecas repletas de obras que rápidamente fueron traducidas al árabe.

Instrumental quirúrgico ideado por Abulcasis. Imagen procedente del Institute of Manuscripts of Azerbaijan National Academy of Sciences (Banco de Fotos de la UNESCO)
Una de las grandes aportaciones de la medicina islámica fue la construcción de hospitales. A partir del s. IX los Bimaristanes (Hospitales) se extienden por todo el mundo islámico. Sabemos que alguno de ellos tuvo 24 médicos, entre los que se contaban especialistas en oftalmología, cirugía y traumatología; además todos desempeñaban una importante labor de docencia de la medicina para formar a los futuros médicos y disponían de tierras anexas donde se cultivaban plantas medicinales para el tratamiento de los distintos trastornos.
Estos Bimaristanes llegaron muy tarde a al-Andalus y lo hacen de la mano de Muhammad V quien funda en 1367 el único Maristán que conocemos con certeza en suelo peninsular. Este hospital introduce algunas novedades como el uso de habitaciones individuales concebidas para evitar los contagios entre enfermos. Toda un novedad en la Edad Media Europea.

El médico visita a un paciente. Miniatura de un códice del siglo XIV perteneciente a las Maqamat, de al-Hariri. Escuela persa. Biblioteca Nacional, Viena
En general, se propugnaba una medicina de tipo preventivo, siendo frecuente encontrar tratados sobre como conservar la salud a través de una alimentación adaptada a las distintas edades, al sueño y descanso, basada en hábitos de higiene y ejercicios físicos. Si a pesar de ello persistía la enfermedad, era entonces cuando se intervenía con tratamientos farmacológicos y por último la cirugía. En este sentido sabemos que eran capaces de operar cataratas, hemorroides, reducir fracturas y luxaciones, o aplicar traqueotomías, etc. Incluso algunos autores recomiendan fortalecer las facultades psíquicas con “buenos olores y contarles a los enfermos historias alegres acompañadas con música”. De esta manera se adelanta a técnicas alternativas modernas como la aromaterapia o musicoterápia.
Junto a esta medicina “culta” siempre estará presente, y muy especialmente en los ámbitos rurales, otra “medicina” que buscará la sanación a través de elementos protectores como amuletos o talismanes.
Autor del artículo: Valentín Aparicio Ríos





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