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DEL PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE

01 enero 2015

La Cúpula de la Roca y una piña de mocárabes del Museo de la Alhambra

El monumento considerado más emblemático de la historia del arte musulmán, la Cúpula de la Roca de Jerusalén (s. VII), comparte con una casi desconocida y modesta piña de mocárabe de madera del mudéjar granadino (s. XVI) un mismo principio generador que subyace en sus morfologías, a pesar de todas sus diferencias espacio-temporales, y que hace ambas obras bellas y armoniosas: fueron proyectadas siguiendo la geometría proporcional del lazo de ocho. Esto es, la relación proporcional entre el lado de un cuadrado, su diagonal y la estrella de ocho puntas creada a partir del mismo. Si al lado de un cuadrado cualquiera se le da como medida el valor convencional de la unidad (=1), su diagonal tendrá como medida √2. De este cuadrado se obtiene la estrella de ocho puntas, que es el elemento generador de cualquier diseño de lazo de ocho, simplemente al superponerle otro cuadrado idéntico rotado en 45º. Esta primera estrella tiene sus ocho puntas con ángulos de 90º y se llama “estrella de primer cruce”. La prolongación de las puntas de esta estrella hasta que sus vértices se cruzan en 45º da lugar a otra estrella mayor, llamada “de segundo cruce”, porque sus líneas se han cruzado por segunda vez. A partir de estos sencillos pasos básicos puede ya trazarse cualquier lazo de ocho, por ejemplo, la planta de la Cúpula de la Roca o una piña de mocárabe de madera, como se verá a continuación. ILUSTRACIÓN 1 Los orígenes del conocimiento práctico de esta relación proporcional, y su uso, se pierden en la antigüedad, si bien Pitágoras lo expresó de forma matemática en su famoso teorema al establecer que en todo triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa –el lado de mayor longitud del triángulo­– es igual a la suma de los cuadrados de los catetos ­–los dos lados menores del triángulo– (h2=c2+c2). Los artesanos y artistas musulmanes, no obstante, solían diseñar sus figuras de manera puramente empírica mediante el uso del arco de círculo, la escuadra (con ángulos de 90º, 45º y 45º) y el cartabón (con ángulos de 90º, 60º y 30º). Los conocimientos de este arte se transmitían de maestros a aprendices de forma práctica y oral, seguramente con algunos cuadernos de taller para ir incorporando nuevos hallazgos y logros. Este trazado geométrico-proporcional aplicado a los edificios y a los elementos arquitectónicos musulmanes, heredado de la Antigüedad, subsistió ininterrumpidamente desde los omeyas orientales hasta la cultura mudéjar y morisca del siglo XVII. LA CÚPULA DE LA ROCA Es el monumento musulmán más antiguo que se conserva en pie. Fue mandado construir por el califa omeya ‘Abd al-Malik (r. 685-705) en el monte Moria en Jerusalén. Se ubica en una amplia explanada artificial que forma parte de la zona conocida hoy por los musulmanes como Haram al-Sharīf (el «noble santuario»), el lugar donde estuvo el Templo de Salomón hasta que los romanos lo destruyeron en el año 70. cupula roca.033 La Cúpula de la Roca se edificó aislada en la explanada justo encima de un afloramiento rocoso, que da nombre al monumento, y que está cargado de potentes significados simbólicos para judíos, cristianos y musulmanes. En el centro mismo del edificio, una arquería circular de columnas y pilares rodea la roca. Una alta cúpula cubre este cilindro. En torno al espacio circular se disponen dos deambulatorios octogonales, pensados para el tawwaf o vuelta ritual en torno a la roca. En cuanto a su rica decoración, lo mejor era el conjunto de variados mosaicos que recubría de colores tanto el interior como el exterior de la Cúpula de la Roca. Una larga inscripción árabe, también hecha en mosaico, que recorre la parte alta del octógono, muestra la fecha de terminación de la obra en época omeya, el año 72H/691-692 de la era cristiana. ILUSTRACIÓN 4 K.A.C. Creswell hace una descripción al detalle con sus medidas de la Cúpula de la Roca. Consiste en un edificio de planta octogonal con una cúpula de doble estructura, de unos 20’40 metros de diámetro, que apoya sobre un tambor perforado por dieciséis ventanas, el cual a su vez apea en cuatro pilares y doce columnas –alternadas tres columnas con cada pilar–, con objeto de formar un círculo tan grande como fuese necesario para rodear totalmente la roca central. En el espacio que hay entre el cilindro central y el gran octógono perimetral se ha dispuesto otro octógono menor, cuya anchura hace posible cubrirlo con un simple envigado, y consiste en veinticuatro arcos que descansan en ocho pilares y dieciséis columnas, dispuestas de tal modo que dos columnas alternan con un pilar. Quedan definidos así los dos deambulatorios. El octógono exterior, de unos 20’60 metros cada lado, consta de muros de 9’50 metros de altura –sin contar el pretil que mide 2’60 metros– y lleva siete arcos por el exterior de cada lado, pero los más próximos a las esquinas son ciegos, mientras que los restantes están abiertos en su parte superior. Hay una puerta de 2’60 de ancho y 4’30 de alto en cada uno de los lados del octógono que están orientados a los puntos cardinales. ILUSTRACIÓN 5 En esencia, la Cúpula de la Roca consiste en dos figuras geométricas dispuestas una dentro de la otra: la primera es un alto cuerpo cilíndrico central cubierto por una cúpula, y la segunda, un amplio anillo octogonal formado por dos deambulatorios. Reinterpreta una tipología estándar de edificio conmemorativo centralizado bizantino concebido para la peregrinación, de larga tradición en los mausoleos romanos y en los martiria cristianos. Es más, la elección de esta forma particular probablemente fuese el resultado de un deseo de imitar y/o superar a la cercana iglesia cupular del Santo Sepulcro, también construida sobre una roca, y cuyos diámetros de ambos edificios sólo difieren unos centímetros. Trazado de la planta de la Cúpula de la Roca según C. Mauss. C. Mauss, arquitecto del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia en Jerusalén en 1869, aprovechó su estancia en la Ciudad Santa para estudiar sus principales monumentos, como el Santo Sepulcro, y trató de desentrañar cómo fueron diseñados en origen. Esta labor también la llevó a cabo en la Cúpula de la Roca (entonces conocida como la Mezquita de Omar), de cuya planta obtuvo un método sencillo de trazado. C. Mauss publicó este método ilustrado con dibujos diecinueve años más tarde en París. Por su sencillez y antigüedad, lo hemos recogido y lo damos a continuación citado literalmente en los dos únicos párrafos que necesitó para explicarlo a. Le plan de la mosquée d’Omar est engendré par deux carrés inscrits dans le cercle extérieur de la rotonde et dont les côtés prolongés déterminent par leurs intersections l’octogone régulier qui limite le premier collatéral [= deambulatorio]. b. Les côtés du premier polygone prolongés déterminent deux autres carrés auxquels on circonscrit une circonférence. L’octogone inscrit dans cette circonférence, parallèlement au premier, limite le second collateral. Como se puede comprobar, este método no es ni más ni menos que el sistema, no del todo bien explicado todavía, del lazo de ocho. Esto es, la planta del edificio había sido diseñada partiendo de dos cuadrados inscritos en el círculo formado por la rotonda central, es decir, una estrella de ocho puntas de “primer cruce” con ángulos de 90º. Las puntas de esa primera estrella al prolongarse con sus entrecruzamientos dan una estrella mayor, de “segundo cruce”, con puntas de 45º, que en el edificio son las esquinas con pilares de la arquería octogonal intermedia. Los lados del octógono, al prolongarse, dibujan una nueva estrella de “primer cruce”, la cual Mauss ha circunscrito en un gran círculo concéntrico al de la rotonda central. Finalmente, tanto Mauss como Creswell, inscribieron un octógono, inscrito en el círculo, con sus lados paralelos a los del octógono anterior, para determinar los lados exteriores del edificio. Creswell llegó a plantearse por un momento si el proceso de diseño proporcional pudo haberse hecho a la inversa, desde el exterior al interior, pero al final aceptó que la teoría de Mauss era la que se planteó realmente, pues ambos investigadores creían que se tomó como base métrica el esquema del diámetro del Santo Sepulcro. De todo el trazado geométrico-proporcional visto se desprende que cada parte del edificio está relacionada con todas las demás en una proporción determinada. Y es por ello que lo primero que sorprende al observador –aunque no conozca el principio proporcional subyacente–  es la  notable armonía del interior y del exterior. PIÑA O RACIMO DE MOCÁRABE R. 13.383 DEL MUSEO DE LA ALHAMBRA Vista colgada en vertical, como debía encontrarse originalmente la piña en la armadura de madera de un techo, muestra un perfil tronco-piramidal invertido, acabado en su parte baja de forma cóncava, a modo de un pequeño cupulín. Toda ella es de madera. Tiene planta octogonal y sólo dos pisos de adarajas, o sea, los prismas tallados en cuarto de círculo con largas patillas colgantes. Las ocho caras de la piña están guarnecidas en su parte alta por otras tantas tablillas de perfil arqueado, llamadas albernicas, que recubren las colas de las adarajas y las mantienen unidas. Se conserva el  largo madero vertical de sección octogonal-ochavada, llamado nabo, sobre el cual está clavada y encolada toda la composición de mocárabe, el cual sobresale por encima de la parte superior de la pieza; las dos ranuras que se ven cortadas en el nabo servían para encajar una especie de horquilla de madera –denominada telera– que sujetaba la piña colgada del techo. Mide la pieza 46 centímetros de alto (20 centímetros sin el nabo) y 33 centímetros de ancho. piña mocarabes.034 Si se observa la piña por la parte inferior  de su centro cóncavo con forma de cupulín pende un haz ocho de patillas de adarajas unidas, cuya forma octogonal se corresponde con la cabeza del nabo que ellas recubren. Alrededor del haz, ocho agrupaciones de cinco patillas unidas configuran los vértices de la forma de cupulín. La policromía original de la piña se ha mantenido en relativo buen estado de conservación. El color negro azulado se aplicó sólo en la albernica y en los trasdoses de las adarajas. Los colores blanco y dorado se alternan en las caras vistas de los prismas. El haz de ocho patillas de adarajas aparece totalmente dorado. Tras el color se aprecia por los desconchones la imprimación blanca y la capa de bol que recubría como fondo toda la superficie de la madera. Además, en algunas zonas se deja ver el tipo de unión de los diferentes prismas, que consiste en clavos con forma de muleta o “T”. La piña está formada por un total de cuarenta adarajas de considerable tamaño, si bien fueron sólo tres los tipos diferentes usados: uno tiene planta de triángulo rectángulo (con dos ángulos de 45º y uno de 90º) y dos largas patillas colgantes a los lados (1); otro tiene planta de triángulo con un ángulo de 45º y una única patilla en el centro (2); el tercer tipo tiene forma romboidal provisto de dos patillas a los lados y una más larga en el centro (3). Al ver la parte superior de la piña, que siempre quedaba tapada por el techo, se aprecia alrededor del nabo agrupación de las adarajas con sus colas cortadas a parejo, formándose una superficie más o menos lisa con los prismas a la misma altura. En esta superficie es más sencillo distinguir el diseño geométrico-proporcional que articula toda la composición de mocárabe de la piña. ILUSTRACIÓN 9 Trazado geométrico-proporcional de la planta de la piña o racimo de mocárabe  Si bien parece claro que el trazado geométrico de la Cúpula de la Roca que hemos analizado comparte el mismo sistema proporcional de la piña de mocárabe, en ésta en cambio el proceso de diseño debió plantearse a la inversa, desde el exterior al interior, puesto que hay que tener en presente que la pieza formaba parte de un diseño de lazo mayor que estaba trazado ya en la armadura de madera, y en el cual se tenía que insertar la piña con unas medidas prefijadas. La medida básica es los 33 centímetros aproximados que tiene de ancho la planta octogonal de la piña. Esta planta octogonal determinó el diseño de la piña, pues en ella se inscribe una estrella de ocho puntas “de primer cruce”, formada por un cuadrado perfecto y otro idéntico rotado 45º, cuyos vértices dan los centros de los lados de la planta. Inserto en  esta primera estrella hay un segundo octógono más pequeño –que en la Cúpula de la Roca separaba los dos deambulatorios–. En los vértices del octógono, tocan las ocho puntas de una estrella “de segundo cruce”, la cual está rodeando a un octógono central, que se corresponde con el nabo de la piña –y en la Cúpula de la Roca era el espacio circular alrededor de la roca–. Por tanto, en esquema, la piña o racimo de mocárabe consiste en dos figuras geométricas dispuestas una dentro de la otra y que recuerdan, como hemos analizado, a la Cúpula de la Roca: la primera figura tiene forma octogonal, pues se trata del nabo en torno al cual se aglutina toda la composición de mocárabe (que en la Cúpula de la Roca se correspondería conceptualmente con el alto cuerpo cilíndrico central cubierto por cúpula); la segunda figura tiene perfil tronco-piramidal y planta octogonal y es el cuerpo de adarajas agrupadas en pisos entorno al nabo (que en la Cúpula de la Roca sería el amplio anillo octogonal formado por los dos deambulatorios). ILUSTRACIÓN 10 La piña de mocárabe vista iluminada desde abajo, destaca en el centro una estrella dorada de ocho puntas de “segundo cruce” inscrita en un octógono blanco. Esta primera estrella queda envuelta a su vez por otra mayor blanca de “primer cruce” con el fondo dorado. Por lo tanto, hay una pretendida correspondencia entre la traza geométrica de la piña y la policromía de sus adarajas. cupula roca piña.032 En cuanto a paralelismo de esta piña de mocárabe con otras conservadas en edificios mudéjares de Granada, no hemos encontrado ninguna de momento.

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