La tienda inspirada en el museo (1ª parte)

La colección del Museo de la Alhambra ha inspirado algunos productos exclusivos que se venden en la Tienda-Librería de la Alhambra. En la Exposición Permanente, situada en el palacio de Carlos V, se exponen la mayor parte de las piezas cuyos motivos ornamentales han sido utilizados para el diseño de estos productos, aunque otras se custodian en el área de reserva. Se trata en general de objetos significativos por su historia y características técnicas y decorativas. ¡Pasemos a conocerlos con más detalle!

Entre los motivos decorativos más destacados se encuentra la temática vegetal presente en la cerámica nazarí. Se da sobre todo en ataifores que pertenecen al Fondo antiguo del museo y proceden de la Alhambra. Estos recipientes domésticos eran usados para la presentación y consumo de alimentos en la mesa. Como parte del ajuar de la realeza nazarí poseen unas sublimes composiciones ornamentales con variedad de técnicas decorativas, destacando la utilización de colores azules y dorados, aunque este último no siempre se ha conservado. Las distintas formas que presentan, unos más ahondados, otros más planos, tamaños diversos, etc., no sólo permiten al investigador distinguir series morfológicas y cronológicas, sino que se relacionan con unos usos concretos dentro de su función principal como vajilla doméstica: recipientes para el consumo comunal de las viandas, para contener salsas, etc.

Uno de los motivos iconográficos más originales de la colección es un árbol que destaca por sus dosis de naturalismo y gran dinamismo. Ocupa toda la superficie decorativa de un ataifor hallado en excavaciones arqueológicas realizadas a principios del siglo pasado en el Secano de la Alhambra. Del tronco parten ramas entrelazadas de las que brotan hojasde cinco y tres pétalos, conformando una frondosa copa. Dibujada la figura principal en color azul, el fondo blanco iba relleno de pequeñas espirales doradas, hoy muy perdidas.

El siguiente ataifor porta un arbol de la vida en azul que ocupa el eje central de la pieza. Tiene las raíces en la parte inferior y la copa en la superior, con un tronco del que parten tallos de desarrollo sinuoso. La composición se encuentra circundada por dos abigarradas cenefas geométricas también azules, sin que se haya conservado, si la tuvo, decoración dorada.

La representación de este motivo arbóreo es una constante en el mundo islámico cuya concepción se remonta a la mitología oriental y ha sido identificado con el Hom, árbol de la vida que se localiza en el Paraíso islámico. En general, en todas las culturas de Oriente y Occidente tiene un significado sagrado. Junto a este valor referente a las creencias de ultratumba, este elemento iconográfico es también portador de un mensaje simbólico relacionado con el poder y la autoridad del soberano.

También tiene temática vegetal en azul otro refinado ataifor. En la ornamentación, distribuida en dos ejes de simetría radial, destaca la profusión de palmas de dos hojas formando un armonioso ritmo.

Otro tipo de representaciones son las figurativas y especialmente la temática zoomorfa. Es el caso de un singular ataifor nazarí en el que aparecen diez estilizados peces negros ejecutados de forma muy simplificada. Los peces “nadan” sobre un fondo verde formando dos círculos concéntricos en la misma dirección, para acentuar el movimiento de giro. Llamado por ello el ataifor de los peces, en el Museo de la Alhambra se conservan otros ejemplares con decoración similar. Al pez se le atribuye un carácter simbólico de prosperidad, fertilidad y abundancia dentro de la simbología coránica, lo que en el ajuar doméstico se traduce en un valor protector hacia los alimentos.

Aunque menos llamativa que la producción de cerámica dorada, esta fórmula ornamental basada en motivos negros sobre fondo verde es también muy representativa de la producción nazarí. Junto a estos recipientes, destacan unos jarrones de esbelta silueta y gran tamaño realizados con gran destreza técnica y complejidad decorativa con colores azules y dorados. Han sido denominados: Jarrones de la Alhambra y se conservan varios distribuidos en colecciones museísticas europeas y americanas. En el Museo de la Alhambra se custodian dos jarrones completos y fragmentos de otros ejemplares. Se desconoce dónde se ubicaron los alfares que produjeron estos jarrones en el reino nazarí de Granada, aunque investigaciones recientes apuntan hacia la provincia de Málaga. Si bien a nivel morfológico derivan de las tinajas almohades y nazaríes –vasijas utilizadas preferentemente para el almacenamiento de alimentos sólidos y líquidos–, sobre su funcionalidad la tesis más imperante es aquélla que defiende que fueron usados para engalanar las estancias de los palacios nazaríes, soportados sobre recios reposaderos. Algunos motivos simbólicos presentes en otros jarrones, como la mano de Fátima, les ha otorgado un valor relacionado con la autoridad real o el poder de Dios.

El llamado jarrón de las Gacelas, obra insigne de la alfarería nazarí, es una pieza que ha formado parte de la Alhambra nazarí y de la colección del museo desde sus orígenes. A pesar de la riqueza decorativa que presenta, ha tomado su nombre más específico a partir de las gacelas que se desarrollan en la parte superior de su cuerpo, protagonizando toda la composición.

Se representan dos gacelas, de perfil y enfrentadas, en actitud andante. Este tipo de fórmulas en las que aparecen animales enfrentados son recurrentes en el mundo oriental desde la Historia Antigua. Ausentes de los edificios religiosos, ciertas figuras animales fueron utilizadas por sus cualidades ornamentales y sus connotaciones asociadas al poder real.