¡Huele a Arrayán!

Agosto nos permite contemplar otra Alhambra. Una Alhambra en la que miles de viajeros transitan por sus espacios, una Alhambra en la que percibimos el bullicio y el caminar de sus visitantes. La vida continúa en la Alhambra y estos días nos acercamos hasta el Patio de Arrayanes, dentro de los Palacios nazaríes, donde nuestros artesanos jardineros ?miman? y cuidan la planta que le da nombre. Estas tareas de poda se repiten temporada tras temporada, y además de ofrecernos una imagen muy relajante para la vista, al divisar una frondosa alfombra de arrayán que custodia ambos lados de la alberca, nos descubre un paraíso de sensaciones. Huele a arrayán? Nos dejamos llevar por lo que sentimos en este momento. Agua, vegetación y cielo abierto? La naturaleza se introduce en el interior de este palacio  para creaar un microclima, se percibe humendad, aromas? ¿Estoy en un oasis? Después, vuelvo a la realidad y contemplo embelesada cómo nuestro jardinero, con la misma precisión de un cirujano con su bisturí, recorta las ramitas que sobresalen de esta alfombra vegetal. No le tiembla el pulso, tranquilo, pausado, como si de una obra de arte se tratara, cuidando las formas? Cada rincón de la Alhambra está lleno de sorpresas. En pocas horas, nuestros jardineros habrán terminado su trabajo? Si estos días estáis por la Colina Roja, fijaros en los Arrayanes. Os embelesarán.