La Vid
Los tratados andalusíes de agricultura medievales ya recogían un sinfín de peculiaridades relativas a esta especie, como la forma de propagación, la fertilización, la poda, etc. El cultivo de la vid en Granada en aquella época debió de ser intenso para su consumo esencialmente como uva de mesa, y también en productos más elaborados como vinagre, pasas e incluso vino. Probablemente se establecía salpicada o en bordes de otros cultivos, en extensiones más propias de pequeño huerto que en grandes extensiones de monocultivo. Su uso en emparrados, para aportar sombra en verano en patios y a la entrada de las casas, es también tradicional. Las variedades cultivadas en esta parata de la Huerta Grande, denominadas Jerezana y Corazón de cabrito, son de las más antiguas que se conservan en Andalucía.