Restauración de la portada principal de la Torre de la Justicia

La Bab al-Sharía conocida como Puerta de la Justicia fue mandada construir por Yusuf I en 1348. En ella se abren dos arcos de herradura apuntada con el símbolo de la mano grabada en la clave del primer arco y la llave en el segundo.

Son muy pocos los datos que se conocen sobre intervenciones de mantenimiento o de restauración sobre esta Puerta. Destaca la que se realizó en 1500 con la apertura de una hornacina en el paño de sebka de cerámica del segundo arco de ingreso de la Torre. En el interior se colocó una talla de madera policromada de la Virgen con el Niño encargada al escultor Roberto Alemán (Casares López, 2009).

En 1730 debió de ser adecentada con algún tratamiento de limpieza debido a la venida de Felipe V, como atestigua la pintura mural aparecida en el muro izquierdo de entrada: ”Año de MDCCXXX entró Felipe V…en esta fortaleza siendo Teniente Alcalde de esta fortaleza…Altamirano Marqués de Alhendín” (Rojas Garvayo, 1877).

En el año 2013 los Talleres de Restauración de Yeserías y Alicatados y Madera Policromada, junto con la colaboración del Taller de Cantería, intervinieron en todos los elementos decorativos de su fachada principal. En el transcurso de dicha restauración se caracterizó la técnica utilizada y como en muchos otros casos, sorprendió el nivel de precisión y detalle de la ejecución.

Los materiales intervenidos han sido la pintura mural y morteros de revestimiento de paramentos, la cerámica que conforma rombos de sebkas rellenando el arco de medio punto, y los elementos de piedra como las dovelas del arco y columnas de la entrada principal. Destacan la gran cartela epigráfica de mármol blanco de Macael, además de la talla en madera de la Virgen con Niño que es copia del original que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Granada.

La intervención de limpieza realizada sobre los rombos cerámicos ha permitido ver la combinación del color blanco del fondo con el verde esmeralda de los vegetales de las palmetas, el tono azul de los tallos y cintas, y el violeta o morado de las piñas. En este caso, la colocación y ensamble original de los 209 rombos se realizó con la aplicación de un mortero en su reverso y la ayuda de tres clavos metálicos de forja, que atravesaban las piezas moldeadas por unos orificios expresamente realizados para esto.

Durante la consolidación y fijación de la pintura mural se pudo ver la técnica original de este revestimiento. Sobre una capa blanca de terminación que regulaba e igualaba la superficie exterior se marcó y pintaron ladrillos en tono rojo, separados por una llaga del color blanco del fondo.

En esta intervención de restauración es de reseñar la técnica de ejecución de la cartela epigráfica situada sobre el segundo arco, formada por cuatro planchas de mármol blanco de Macaél sobre las que se tallaron y ahuecaron las diferentes letras que componían el texto. Posteriormente en estos huecos, se incrustaron y pegaron las letras recortadas con total precisión en piedra de pizarra.