Marceliano Galiano: ´No se puede conocer la Granada del Siglo XIV sin conocer a Ibn Jatib´

(Nota: La entrevista que se publica a continuación fue realizada en marzo, mes en el que se tenía previsto la realización del club de lectura con Marceliano Galiano pero que, por motivos personales por parte del escritor, tuvo que ser suspendido y programado de nuevo para el 25 de septiembre en la Sala de Conferencias del Palacio de Carlos V)

El clima de Madrid y de Granada. Son días frío y grises en ambas ciudades. Así fue cómo comenzó la conversación con Marceliano Galiano (Toledo, 1942) vía telefónica para esta entrevista, con motivo de su participación en el Club de lectura de la Alhambra, con su novela histórica El cautivo de Granada (Almuzara) .

• ¿Cómo está el tiempo en Madrid? ¿Está lloviendo, Marceliano?
• No, pero está todo muy nublado.
• Si, por aquí también pero todavía no comienza a llover.

Galiano, con el que ya había tenido contacto antes por WhatsApp, reconoce que no es muy experto con la tecnología. Sin embargo, esto no es impedimento para burlar la distancia (vive en Madrid) y tener esta conversación en la que me contó, entre otras cosas, que trabajó durante 30 años como Auxiliar de vuelo para la línea aérea Iberia.

Si pensamos en las probabilidades, quizás haya un granadino que coincidió en algún viaje con el escritor o, por qué no, con alguno de sus escritos. Además de ejercer las funciones como parte de la tripulación de cabina, el oficio de la escritura siempre lo tuvo presente. . Marceliano escribió durante años reportajes sobre los destinos que formaban parte de la ruta que cubría la aerolínea, para la Revista Ronda, y que servían para emocionar y hacer soñar a los pasajeros, a partes iguales.

¿Y con tanto mundo que conociste por qué escogiste Granada como escenario para tus novelas? (Marceliano escribió El aroma del arrayan, una historia transcurre en la Granada de mediados del Siglo XV, y El cautivo de Granada, que tiene como personaje principal Ibn Al Jatib, una de las figuras más importantes del Reino Nazarí, Siglo XIV)

Desde niño me fascinó el arte islámico -esa decoración armoniosa y equilibrada de sus construcciones-. La admiraba en mi ciudad natal, Toledo, pero cuando descubrí Granada y la Alhambra, en un viaje escolar, me deslumbró. Cuando yo vi por primera vez aquella fortaleza

alzándose sobre la ciudad no imaginé lo que albergaba en sus torreones. Y cuando entré en la Alhambra aquello me deslumbró. Pensé quiénes eran los personajes que transitaban aquellas salas, cómo era la vida aquí, cómo era esta corte. Entonces me di cuenta que no sabíamos nada de los habitantes de la Alhambra, de su historia. En el colegio no nos habían enseñado los personajes árabes de la ciudad. Así que dije que para aprender un poco quién era esta gente tenía que irme a fuentes árabes, porque la historia de la guerra de Granada la escriben los vencedores y los españoles tenemos la versión de los vencedores, pero no teníamos el punto de vista -que es lo que yo quería- de los perdedores: de cómo vivieron los andalusíes aquella guerra y quiénes eran esos reyes que disfrutaron de esos maravillosos palacios. Y ahí me entró el gusanillo de empezar a escribir sobre Granada y la Alhambra, y enseguida de comenzar la investigación me tropecé con el personaje Ibn al Jatin, el visir de los dos sultanes más brillantes que tuvo Granada (Yusuf I y su hijo Muhammad V) los verdaderos constructores de la Alhambra. No se puede conocer la Granada del Siglo XIV sin conocer al Ibn Al Jatid. Un hombre que lo tuvo todo: fama dinero, poder y que, por circunstancias de la vida, le fue mal y terminó, por desgracia, en las garras de la muerte de una forma violenta.

Al leer la novela, nos damos cuenta de que lo que más reinó en los palacios de la Alhambra fue la traición.

Sí y provenían del harem. El harem era un nido de víboras, porque las mujeres del sultán, todas, querían que sus hijos fueran designados como los sucesores. Era una lucha entre ellas. Fue lo que pasó con Muhammad V, que era el primogénito (del sultán Yusuf I) pero estaba Ismael, nueve meses más joven e hijo de la favorita. Fue su madre, la favorita, la que luchó e hizo todo lo posible por dar un golpe de estado con tal de que su hijo fuera el elegido.

Y ahora, Marceliano, con la madurez de los años, desde otra perspectiva a la del niño que vino a esta ciudad por primera vez en un viaje escolar, ¿qué significa Granada y la Alhambra para ti? ¿Qué sentimiento te despierta?

La Alhambra, la primera vez que la vi yo no sabía lo que había dentro.

Esa fortaleza cerrada por una muralla y luego la belleza que hay en su interior, yo la comparo con una mujer piadosa que oculta su belleza ante un extraño, pero claro, cuando el visitante abre los ojos, la mirada se desborda. Es un momento que apela a todos los sentidos . Es su luz tamizada por las celosías, los revestimientos de los mosaicos; esa composición floral y el efecto cromático de los paneles, ¡es que todo es una maravilla! Yo dije: tengo que escribir sobre Al- Ándalus, porque un pueblo que es capaz de crear tanta belleza tiene que ser un pueblo admirable. Por eso mi afición por Granada y Al Ándalus.

Entrevista realizada por Betty Hernández.