Montserrat Rico Góngora: “El oficio del escritor no lo eliges, sino que el oficio te elige a ti y tú tienes que aceptarlo o no”

En el mundo literario existen dos tipos de personas: las que convierten en escritores con el paso del tiempo y las que nacen para ser escritores. Montserrat Rico Góngora (Barcelona, 1964) pertenece, sin duda alguna, al segundo grupo de personas.

A los 8 años cuando leyó los poemas de Antonio Machado tuvo muy claro que quería ser escritora. «El oficio del escritor no lo eliges, sino que el oficio te elige a ti y tú tienes que aceptarlo o no». Y esta certeza no fue la única que llegó a su vida de forma precoz. Con cuatro o cinco años de edad descubrió la Alhambra, a través de unas postales que envió su padre a casa mientras se encontraba por trabajo en Granada. Aquellas imágenes, como ella misma las describe, evocaron «un mundo de inusitadas fantasías».

Sin embargo, el descubrimiento de todo lo que podía sentir –y escribir- por la Alhambra fue a los 13 años, cuando pisó la ciudad palatina por primera vez. «El impacto sensorial fue mayúsculo. Esa fue la semilla que aguardaba mi experiencia y el tesón del trabajo para germinar, porque el oficio del escritor no se improvisa, no es un pasatiempo de domingo ni de holganza estival».

Montserrat Rico Góngora es una escritora española de novela histórica –como se puede leer en Wikipedia-; es una persona detallista, puntual con las horas y muy metódica no solo cuando escribe sino en todo lo que hace en su vida y también es la autora que protagonizará el Club de lectura de la Alhambra del mes de mayo (el encuentro será el jueves 29 en en Salón de actos del Palacio de Carlos V) con su novela 1526. El emperador debe morir (Ediciones Miguel Sánchez)

A los 4 años tuviste conocimiento de la Alhambra a través de las postales de tu padre. A los 13 la pisaste por primera vez y ahora, el 29 de mayo de 2025, estarás en el club de lectura que organiza el Patronato de la Alhambra y Generalife con tu novela 1526. El emperador debe morir ¿No te parece un poco curioso cómo va la vida va uniendo los puntos?

«¡Si yo te contara! Solo es una más de las aparentes casualidades de mi vida. Creo que realmente todos los caminos están escritos y que la vida te va mandando signos, otra cosa es que sepas leerlos e interpretarlos. Para mi ha sido una gratísima sorpresa indudablemente (el club de lectura) pero Granada desde que la pisé con 13 años ejerció conmigo una fascinación especial. Solo hay otra ciudad en España que ha ejercido la misma fascinación, que es Toledo».

¿Y por qué te gusta tanto Granada?

«Es como si te transportara en el tiempo. Quizás en la parte baja de la ciudad no, pero cuando recorres las calles del Albaicín, pareciera que está detenida en el siglo XIX, en el siglo de Washington Irving. La Alhambra con todos esos palacios está muy detenida en el siglo XV. Es una maravilla. Hay que hacer un ejercicio para imaginar esos palacios en la época, pero sí que lo que se conserva te permite muchísimo la evocación».

Hablamos por teléfono durante una hora. Montserrat responde cada una de las preguntas con entrega absoluta. Por el tono de voz es indudable que el oficio como escritora le apasiona. Reconoce que es una enamorada de la época del Renacimiento y que cuando comienza a escribir una novela es porque ha tenido una experiencia previa (por lo general un viaje de vacaciones) que luego desarrolla de manera literaria. En el caso de 1526. El emperador debe morir se da cuenta que, después de publicar Cartas a Lucrecia, Bajo un cielo púrpura, La abadía profanada –entre otras obras-, le faltaba escribir una sobre su ciudad favorita: Granada.

«Una vez que elijo la ciudad, tengo dos opciones dentro de mis posibilidades: o la ambiento en el siglo XIX ? que también me gusta mucho, cuando estuvo Washington Irvin- o bien me voy al periodo de tránsito del Medievo al Renacimiento, pero luego pensé que de los Reyes Católicos y de Boabdil muchos romances populares habían hablado de esa época y lo vi como demasiado manido. Entonces conozco la figura del Emperador Carlos V porque me ha encanto y la vida me ha dado la posibilidad -que no sé si la he buscado inconscientemente- de haber estado en todos los lugares cumbres de la vida del emperador, así que vi esa casualidad, que el

Emperador haya estado en Granada en el primer cuarto del siglo XVI, y me pareció fenomenal, sobre todo porque también tenía que presentar una ciudad distinta a la que conocíamos. Ahora teníamos que descubrir la Granada de la transformación. Aparte que el periodo es muy bonito, porque dejábamos atrás el Medievo y entrabamos en el Renacimiento, que fue la fiesta del hombre»

El protagonista de esta historia, el escribano Gaspar de Santacruz, es judío ¿por qué lo decidiste así?

«Fundamentalmente porque el drama de ambos colectivo se dio al unísono. El 2 de enero es derrotado Boabdil (de 1492) y el 31 de marzo (de ese mismo año) los Reyes Católicos ordenan la expulsión de los judíos. No es por casualidad. Nunca podrían haber salido de los judíos antes que de los musulmanes, porque los judíos estaban llevando todo el aparto administrativo de los Reyes Católicos y eran los únicos capaces de llevar toda la estructura de administración y cobro de impuestos que se necesitaba para acabar la guerra de Granada (…) Los colectivos judíos eran muy importantes en España, sino no hubiera habido una expulsión. Y pensé que ya que hablamos de cristianos y de musulmanes, era necesario encontrar un contrapeso del judío, del que se enamora de una musulmana, un poco para relatar que el amor no entiende de religiones. Siempre había sido el cristiano en todos los romances habidos y por haber el que se enamoraba de la musulmana. Los romances se llenan de nuestra literatura, por eso quise cambiar un poco, porque siempre apartamos a los judíos de nuestra historia, desgraciadamente, de nuestras crónicas; los vamos velando de la actividad que tuvieron y ahí he querido un poco reivindicar ese peso de nuestros orígenes judíos».

Entrevista realizada por Betty Hernández.