El Jardín de los Adarves fue una plataforma artillera

El que hoy se conoce como Jardín de los Adarves se edificó en el siglo XVI como parte del programa de adaptación de la Alcazaba a las exigencias de la defensa que se requerían en aquella época. Había desaparecido la amenaza turca, se había expulsado a los moriscos y los enemigos del Imperio español eran otros y se encontraban en escenarios bélicos más alejados, por lo que mantener operativo un sistema defensivo tan importante no era una cuestión prioritaria. Por esta razón se abandona el uso de esta instalación, que ha llegado, en lo esencial de su diseño, intacta hasta la actualidad.

La trasformación de la plataforma artillera en jardín ocurre hacia 1628, fecha en la que se tiene constancia documental de la construcción de uno de los dos pilares existentes, en el que se representan genios marinos sobre delfines. La intención de esta transformación se atribuye al Marqués de Mondéjar, quinto miembro de esa ilustre familia que heredó el título. Cuenta la leyenda que en ese tiempo se encontraron unos jarrones de porcelana rellenos de oro, escondidos por los últimos musulmanes pobladores de la Alhambra, y el marqués dedicó parte de ese oro a formar el jardín adornándolo con fuentes.

En un principio, este jardín era muy distinto del que existe en la actualidad. Era mitad jardín y mitad huerto. El Jardín de los Adarves ha evolucionado con el paso del tiempo. Fue lugar de inspiración para pintores de la talla de Mariano Fortuny o Joaquín Sorolla y, en la actualidad, es un rincón único y de descanso para los visitantes de la Alhambra.